Una genealogía épica

Desde las primeras tiradas del Cantar de Roldán el lector se ve obligado a dibujar mentalmente un árbol genealógico cuyas relaciones serán claves y muy relevantes para el desarrollo del cantar de gesta. Carlomagno es el tío de Roldán que a su vez es hijastro de Ganelón.

Solo en torno a estas relaciones de parentesco es posible comprender algunas de las particularidades que acompañan a conceptos presentes de forma en la historia, tales como “traición” y “venganza”. Solo teniendo en consideración estas relaciones se pueden entender algunas contradicciones manifiestas y el desarrollo de algunos acontecimientos.

En el árbol genealógico mental del lector hay un nombre destacado: Roldán. Es la pieza clave. En seguida se pone de manifiesto que entre él y su padrastro Ganelón hay discrepancias: las demuestran abiertamente. El primero, aconsejando al rey de Francia que desconfíe del ofrecimiento del rey Marsil de España de jurarle fidelidad como vasallo; el segundo, indicándole por el contrario que no deben atender al orgullo y deben aceptar dicha proposición. Triunfa la posición de Roldán.

Lo que empieza como una discrepancia termina en manifiesta reyerta. Tras rechazar el rey la pretensión de distintos nobles de Francia – entre los que se encontraba Roldán, no así Ganelón – de ser mensajeros ante el rey Marsil para hacerle llegar las exigencias de Carlomagno, pide este último consejo a los nobles sobre quién puede llevar a cabo mejor la tarea. Roldán se adelanta al resto y propone a Ganelón, proposición que recibe el apoyo del resto de nobles. Hijastro y padrastro, ambos, son conscientes de que la tarea encomendada es peligrosa, y, aún así y aunque pueda parecer contradictorio precisamente por esa relación de parentesco, pone Roldán sobre la mesa el nombre de Ganelón.

Ganelón se siente agraviado y responde de esta manera:

Allí dice a Roldán: «¡Loco! ¿Por qué esa rabia?
Todos aquí conocen que yo soy tu padrastro
y tu osas designarme para ir a Marsil.
¡Más si Dios lo permite que de allí vuelva un día,
haré lo que yo pueda para hacerte tal daño,
que el resto de tus días no puedas olvidarlo!»
(vv. 286-297)

El condicional introducido en «si Dios permite que de allí vuelva un día» constituye una prueba fehaciente presente en el texto de que, efectivamente, Ganelón es consciente de la peligrosidad del trabajo para el que su sobrino le ha propuesto. Y tiene miedo. Es aquí cuando Ganelón se siente ultrajado por un miembro de su familia y desde este momento y tal como ha anunciado permanece a la espera de que las circunstancias le permitan vengarse.

Resultará ser Ganelón una persona dispuesta a actuar contra los intereses de Francia y todo este suceso un claro ejemplo de cómo una relación de parentesco, en la que existen rencillas personales, condiciona una decisión política.

Visto desde la otra cara de la moneda, observamos cómo esta misma relación de parentesco, viciada en extremo por este suceso recién mencionado, provoca que Ganelón acabe pactando con el rey Marsíl de España. Le ofrece el primero al rey información sobre la estrategia militar que los franceses van a usar si no cede a sus exigencias. Lo que obtiene a cambio es la más que probable muerte de Roldán a modo de venganza y también un pago.

Marsil no está dispuesto a ceder a las exigencias de Carlomagno, y menos ahora que dispone de valiosa información estratégica. Sin embargo, al regresar Ganelón a Francia hacer creer al rey que en efecto Marsil ha cedido, que no habrá resistencia. Hace esto Ganelón sabiendo que el rey mandará a Roldán a la cabeza de su ejército. De nuevo la relación de parentesco y el odio entre Ganelón y Roldán condicionan una serie de decisiones, que se traducen en que el rey recibe informaciones falsas; y el parentesco entre Roldán y Carlomagno condiciona otras, como son iniciar la toma de Zaragoza con Roldán a la cabeza.

No es por supuesto lo que esperan los franceses lo que sucede finalmente y Roldán acaba muriendo de las heridas sufridas en batalla. Distintos sucesos ocurren y Carlomagno es capaz de detectar lo que él juzga como traición, lo que motiva el apresamiento de Ganelón. Se presenta en la batalla con el resto de los efectivos y vence.

De nuevo en Francia, es el momento de juzgar al presunto traidor. Las relaciones de parentesco vuelven a cobrar importancia relevante. Como Carlomagno era el tío de Roldán está muy apesadumbrado por su muerte, y nada saciaría mejor sus deseos de venganza que conseguir que a Ganelón se le castigara como a un traidor. Porque, además, de lo que se imputa a Ganelón no es de homicidio contra Roldán, sino de traición a Francia, de lesa majestad.

Él, sin embargo, alega no haber cometido traición ninguna, sino que a su juicio ejerció su derecho de venganza contra Roldán tal como había expresado públicamente ante los nobles que iba a hacer. Más exactamente, alega así:
Después desafié a Roldán el valiente,
y también a Oliveros, como a sus compañeros.
Carlos bien lo escucho, y sus nobles varones.
Y después me vengué, pero aquí no hay traición.
(vv. 3775 – 3779)

Resuelven los franceses condenar a muerte a Ganelón. Desaparece así el tercero en discordia de los del árbol genealógico mental. Mueren Roldán y también su padrastro, del árbol solo queda Carlomagno, el rey, pero en torno a las relaciones que se reflejan en dicho árbol se mueven una serie de hechos que condicionan de forma clara distintas decisiones políticas, determinan alianzas y se traducen en contradicciones.

Referencias
Cantar de Roldán. Juan Victorio (ed.). Cátedra. 2001.