Contrastes en el Can vei la lauzeta mover

Podemos afirmar sin ningún tipo de dudas que el Can vei la lauzeta mover de Bernart de Ventadorn es una canción. Tan es así que hasta se puede escuchar una versión de la composición del siglo XII en un disco de reciente publicación dirigido por Carles Magraner y titulado Trobadors [1]. Pero, claro está, no solo por pruebas indirectas como esta podemos afirmar tal cosa: también porque la obra se ajusta a las características que definen lo que se entiende por canción. En una canción destacan en palabras de Michèle Dufour (recogiendo a su vez ideas de Lewis) «la humildad, la cortesía, la religión del amor y el adulterio » (1999, p. 211).

Dicho ya sin duda alguna que se trata de una canción, pasemos a definir donde empieza y donde acaba cada una de las partes de este tipo de composiciones: exordio, exposición y fin. La primera estrofa es «una renovación del exordio primaveral» (2002, p. 67) tal como indican Martín de Riquer e Isabel de Riquer. Una renovación porque a menudo se presenta el exordio primaveral en forma estática y, en cambio, en esta ocasión, se presenta mediante la alondra, es decir, de forma dinámica, mediante una criatura. La naturaleza es aquí alegría y dulzura.

Al hacer referencia al orden de las estrofas en realidad estamos atendiendo al orden consensuado, entendiendo por tal el que presentan por ejemplo Martín e Isabel de Riquer en La poesía de los Trovadores, porque, tal como indica Elizabeth Aubrey el orden de las estrofas varía según el manuscrito (1996, p. 92).

La exposición se extiende entre las estrofas II y VI. En ella el poeta comunica sus sentimientos: la alegría primaveral de la primera estrofa queda contrapuesta por la insatisfacción (Rafael Lapesa Melgar, 1985 p. 9) y de las palabras delicadas se pasa a exabruptos dirigidos contra la amada en particular y contra las damas en general (Martín de Riquer e Isabel de Riquer 2002, p. 69).

El propósito de la obra no es narrar la vida del poeta (Michèle Dufour 1999, p. 211), no se trata de una obra biográfica, aunque hagamos referencia al poeta como voz narradora: ello se justifica por el hecho de que estas composiciones están escritas en primera persona del singular.

El fin corresponde a las estrofas VII y VIII y última: silencio y abandono («me ha muerto y como muerto le respondo») son las actitudes que toma el poeta ante la frialdad de la amada que no le corresponde (Martín de Riquer e Isabel de Riquer 2002, 69): «Renuncio a cantar y desisto, y rehuyo la alegría y el amor».

En la última estrofa el lector se encuentra con la peculiaridad de que el autor introduce un senhal, esto es, un seudónimo usado para ocular el nombre real de alguien. Martín e Isabel de Riquer hacen suya la explicación de W.T. Pattison y de M. Delbouille según la cuál este senhal hace referencia al trovador Rimbaut d’Aurenga, Selon R. Lavaud y R. Nelli creen por el contrario que hace referencia a Marguerite de Turenne, lo cuál iría más en consonancia con uno de los propósitos típicos de los senhal que es el de ocultar el nombre de la amada para no revelar el adulterio. Sin embargo, todos estos intentos de desenmascarar a quién se encuentra tras el seudónimo no parecen haber llegado a una conclusión irrefutable y otros trabajos proponen explicaciones alternativas.

Can vei la lauzeta mover presenta un contraste entre la alegría e insatisfacción y también entre delicadeza e insulto. El hecho de que el orden de las estrofas no sea igual en todos los manuscritos no impide que sean perfectamente reconocibles las tres partes básicas de una canción trovadoresca: exordio, exposición y fin. En definitiva, se trata de una obra representativa de este tipo de composiciones que además ha pasado a la historia como una de las más conocidas de su autor e incluso de su tiempo.

Notas

[1] Referencia: TROBADORS: El amor cortesano en la Edad Media. Capella de Ministrers: Ruth Rosique (soprano), David Antich (flautas), Efrén López (vihuela de rueda, ‘ud, sas), Octavio Lafourcade (laúd medieval), Carles Magraner (viella), Pau Ballester (salterio y percusión). Carles Magraner, director. LICANUS CDM 0308.

Bibliografia

The Music of the Troubadours. Elizabeth Aubrey. Indiana University Press. 1996.

Trobadors. Ignacio Deleyto Alcalá. Filomúsica: música clásica y ópera. 2004. Disponible en .

El amor cortesano y la canción trovadoresca: ensayo de sociología de la música. Michèle Dufour. Revista Política y sociedad. 1999.

Sobre el mito de Narciso en la lírica medieval y renacentista. Rafael Lapesa Melgar. Universidad Nacional de Educación a Distancia. 1985. Disponible a .

La poesía de los Trobadores. Martín de Riquer e Isabel de Riquer. Espasa. 2002. Madrid.

El Mester de Juglaria Colombiano. Daniel Samper Pizano. Juan Gossaín. Academia Colombiana de la Lengua. 2004. Disponible en .

Pseudonymes poétiques dans la lyrique troubadouresque: les senhals Imre Szabics. Revue d’Études Françaises nº2. 1997. Disponible en <http://cief.elte.hu/Espace_recherche/Budapest/REF2_articles/10SZABICS.PDF>.